domingo, 25 de enero de 2009

Séptima crónica: Nuestra primera visita, Salta-Puerto Iguazu

Cuando llegamos a Salta acampamos en su impresionante camping municipal ubicado alrededor de un “piscinón” de 200 metros de largo y 50 metros de ancho. Hay que decir que Argentina cuenta con una excelente red de campings y que es una forma muy económica y cercana de conocer el país.

A la tarde siguiente nos encontramos con Mari Cruz y Fernando.y decidimos celebrar la visita con una fiesta chacarera. La ciudad colonial de Salta es famosa, entre otras cosas, por sus zambas (poemas cantados). Está llena de boliches (locales) donde se reunían los poetas para componer zambas. Uno de los más legendarios es el ‘Boliche de Balderrama’, convertido en un restaurante donde todas las noches se ofrecen espectáculos. Ahí fuimos y pasamos una velada de comida típica, bailes y cantos folclóricos.

En los dos siguientes días recorrimos las provincias de Salta y Jujuy en furgoneta con Toni, el guía. El primer día ascendimos en paralelo al recorrido del ‘Tren de las Nubes’ que llega hasta San Antonio de los Cobres para luego descender hasta el pueblo de Purmamarca pasando por cotas de hasta 4170 metros. Por ello, antes de salir de Salta, Toni compró una bolsa de hojas de coca que se emplea como remedio para el mal de altura y además es un excelente digestivo. ‘Coquear’ es muy parecido a mascar tabaco: se introducen unas hojas entre la encía y el papo y se va absorbiendo su jugo. En zonas de Puna o Altiplano (lugares por encima de los 3.500 metros aprox.) es muy corriente ver a la gente coqueando con un papo hinchado. Primero atravesamos la Quebrada del Toro, utilizada por los arrieros en sus viajes a Chile cuando el río estaba seco, y, entre un paisaje semidesértico poblado por cardones (cactus leñoso en forma de candelabro), nos detuvimos para visitar las ruinas de Tastil, habitadas por los Diaguitas antes de la llegada de los Incas. Tras almorzar en San Antonio de los Cobres, pueblo dedicado a la explotación minera de cobre, nos dirigimos a la Salina Grande, una extensión de sal de 1500 km2 de origen volcánico. En el camino nos pusimos los cinco a coquear para ‘desapunarnos’ (quitar el mal de altura) y prepararnos para el puerto de 4170 metros. En Purmamarca coincidimos con la celebración de los Reyes. Todos los niños del pueblo desfilaron hasta la Iglesia jesuita y bailaron mostrando una mezcolanza de tradición católica y cultura indígena.

Por la mañana apreciamos el famoso ‘Cerro de los Siete Colores’. En todo el recorrido de los dos días vimos como las montañas presentaban distintos colores en función de su origen, constitución y concentración. Así, un rojo intenso corresponde al óxido férrico, un verde al cobre y un rosado al zinc. Proseguimos por la ‘Quebrada de Humahuaca’, lugar por donde entraron los españoles desde el norte y donde se libraron, posteriormente, las más importante batallas que darían la independencia a Argentina. Pasamos por el imaginario trópico de Capricornio, visitamos la ciudad de Humahuaca y a la vuelta, a modo de despedida, Toni nos contaba las idiosincrasias de algunas provincias: el desparpajo de los cordobeses, la vagancia de los santiagueños (Santiago del Estero), la cleptomanía tucumana y la chulería bonareña. Al día siguiente, Mari Cruz y Fernando iban a conocer otra parte de la cultura nacional: viajar en bus por Argentina.

Fuimos de Salta a Puerto Iguazú en un trayecto de 27 horas. Un viaje que no se hizo nada largo por las infumables y divertidas películas que nos tragamos y por el animado bingo en el que casi nos llevamos una botella de vino. El paisaje fue cambiando progresivamente de ‘andino’, pasando por las infinitas plantaciones de trigo (Argentina era el granero del mundo) y de soja (muy en boga pero muy controvertido porque empobrece el suelo y porque los químicos empleados parecen tener efectos negativos sobre la salud de la población), hasta llegar a un clima subtropical y de tierra roja.

En Puerto Iguazú visitamos las impresionantes e hipnotizantes cataratas que dividen Brasil y Argentina. Su formación se remonta a 1,5 millones de años cuando varias erupciones volcánicas crearon tres escalones gigantes de basalto por donde caen 1.700 metros cúbicos de agua por segundo. Aprovechamos la luna llena para acercarnos a la ‘Garganta del Diablo’, un desfiladero impresionante con más de 90 metros de altura y pedir algunos deseos. Al día siguiente las observamos desde las pasarelas y desde una barcaza con potentes motores que literalmente te introduce debajo de la catarata. Antaño se hacía con remos, hasta que varios turistas fueron succionados. Está claro que los más de 250 saltos se llevan toda la atención, pero el parque esconde bellezas de flora y fauna de gran diversidad, como son las orquídeas, mariposas, lagartos y los osados vencejos de cascada que atraviesan los saltos para llegar a sus nidos.


Al día siguiente, Mari Cruz y Fernando partirían hacia el sur y nosotros seguiríamos rumbo hacia el norte.

Hasta pronto.

David y María

2 comentarios:

Pablo Ryan dijo...

Hi Smurf & Mary
Ayer vi el video de las cataratas, impresionan bastante. Linvingstone, Yellowstone y Niagara parecen riachuelos comparadas con la de Iguazu. Tendremos que organizar un viaje despues de Australia...
Cuidado con el Mate y las hojas de coca. No vaya a ser que os engancheis...
un abrazo.
Pablo Y Laura

David y María dijo...

Hello Pabs!!
Me apunto al viaje ese, no me importaría repetir Cataratas! La verdad es que las hojas de coca son un remedio la mar de eficaz, al menos a nosotros nos vino muy bien, eso sí, al principio es un poco amargo.Hoy tratare de pegarte un toque para ver cómo estais
Un abrazo,
David