domingo, 12 de abril de 2009

Crónica 15: Costa de Brasil

¡Hola a todos! ¿Cómo estáis? Esperamos que pasando una buena Semana Santa allá donde paréis. Escribimos esta última crónica sobre Sudamérica desde la ciudad de Auckland. Padecemos de un demoledor jet-lag, el viaje intercontinental nos ha arrebatado un día de nuestra existencia, encima viernes, ahora son las 4 de la mañana y estamos como búhos, así que aprovechamos este tiempo mientras la ciudad duerme para contaros nuestro paso por la costa brasileña.
En Belem arribamos a un pequeño puerto, alejado del centro, muy embarrado pero próximo a un parque denominado Mangá das Garcas. Nissan, el malabarista, nos propuso ir a visitarlo. Habitualmente, cuando uno viaja con carga, lo primero que desea es buscar un lugar donde dejar las mochilas. Ese día hicimos una excepción; mereció mucho la pena ya que vimos muchas aves características de la desembocadura del Amazonas, un mariposario muy interesante y, al aprovechar la mañana, nos libramos del gran aguacero que cayó horas después y que suelen ser habituales en Belem. Es una ciudad con una clara división entre la parte vieja y la moderna. Recorrimos la parte antigua donde lo más atractivo es conocer su mercado Ver-o-Peso del siglo XVI y el puerto adyacente. También preserva un fuerte desde donde los portugueses se defendían de los holandeses en la época colonial. En la parte moderna visitamos el Teatro de la Paz, réplica del Scala de Milán y resultado también del auge cauchero de finales del siglo XIX. Tras un par de días en Belem decidimos poner rumbo a la ciudad de Sao Luis, conocida por su belleza arquitectónica, riqueza cultural y por ser la capital del reggae, esto último lo experimentaríamos el mismo día de nuestra llegada.

En el autobús nos encontramos con los viajeros que habíamos conocido en la selva; una pareja, Grant y Naomi, él sudafricano y ella australiana, y Anthony, un inglés. Al verles en el bus nos dimos cuenta por sus caras que algo les había pasado. Después de saludarnos nos contaron Grant y Naomi que les habían robado en Belem la mochila de mano con los pasaportes, tarjetas de crédito y demás objetos de valor. Es una de las peores cosas que a uno le puede pasar en un viaje, sobre todo cuando se trata de un recorrido largo como el suyo. Desde que nos conocimos había habido buena química y nos unimos a ellos casi sin hablarlo. Teníamos planes, formas de viajar y gustos parecidos. Llegamos a Sao Luis y anduvimos por sus calles cual caracoles, ante la mirada alegre de los locales que empezaban el día, hasta que dimos con una posada de estilo colonial sin renovar pero muy acogedora. Son tantas las casas coloniales y las calles adoquinadas en Sao Luis, emplazada en un isla, que pasear por ellas es como volver por unos instantes a la época de la colonia portuguesa. Muchos de los edificios han sido restaurados siguiendo un plan municipal de recuperación. Otros, sin embargo, siguen en pié tal y como se construyeron; éstos son los que más nos gustaron y más romanticismo esconden, pero poseen, en algunos casos, escasa habitabilidad. Sea como fuere, la ciudad es Patrimonio de la Unesco, algo que merece con creces. Esa tarde cruzamos el puente para ir a tomar algo a la parte nueva en la zona del lago de Jansen. De vuelta a la posada, nos atrapó la fiesta reggae que habían montado en una pequeña calle próxima. Una banda amateur lo daba todo desde una lonja haciendo bailar a toda la calle al ritmo del reggae afro entre sudor, humo y cachaça de garrafón. Lo que comenzó con un inofensivo paseo para conocer la parte moderna, acabó a altas horas de la madrugada.

Desde Sao Luis viajamos hasta Barreirinha, una localidad desde la cual se accede al P.N Lençóis Maranhenses, un desierto de dunas salpicado por lagunas de color turquesa. A los cinco nos apetecía algo más que una excursión de unas horas, y acordamos contratar un guía que nos llevara a una comunidad que moraba en el centro para pasar la noche y nos guiara de vuelta al pueblo. Nos dijeron que había que andar, pero no nos dijeron cuánto, y que con las chancletas valía. Es un paisaje irreal: un paraiso imaginado. El primer día caminamos ocho horas por el parque subiendo y bajando dunas descalzos y bañándonos en las lagunas bajo un sol implacable. La noche nos pilló a una hora a pie de la comunidad, situada en un oasis. Menos mal que el guía sabía lo que hacía, sobre todo cuando nos tocó pasar a oscuras un río con el agua hasta el ombligo pisando fango, estilo Vietcong. Eso sí, nos quedamos callados cuando se detuvo con cara de preocupación en mitad del río buscando algo en unas ramas. Todos pensamos en serpientes pero el aseguró que no había. Por fin llegamos a la comunidad, ahí descansamos y cenamos un merecido pollo de corral recién sacrificado. Al día siguiente, con dos ampollas en cada pie y ante las risas de la señora que nos acogía, salimos antes del amanecer para llegar a tiempo de coger el jeep de vuelta a Barreirinha. Fueron otros 25km andando a duras penas por una playa de 90 kms. Lo mejor del día fue ver a los pescadores recogiendo las redes en la orilla mientras nos miraban sorprendidos. El resto fue largo y duro. A pesar del segundo día, es un sitio que nos gusto mucho, eso si, María soñó con dunas esa noche.
Desde Barreirinha teníamos pensado ir hasta el pueblito de Jericoacoara (Jeri). Desde el norte hay dos formas de acceder, una que requiere tres días tomando cuatro pick-ups públicos entre pueblos o contratando un viaje privado que tarda ocho horas. Nuestro guía, Loro -curioso nombre ya que no hablaba nada-, nos dijo que podía hacernos un precio. Al ser cinco nos salía muy a cuenta. Sólo nos faltaba el dinero en efectivo. Así que a la mañana siguiente, tras saltarnos una cola de 40 personas en el banco, según Loro algo normal en Brasil, y sacar el dinero, salimos apretujados en un todoterreno. En el viaje no paró de llover,atravesamos socavones inundados de 1m de profundidad y fue necesario pasar un par de ríos con el coche colocado sobre una balsa a remos(ver foto). Jericoacoara, es un pueblecito tranquilo, con calles de arena que vive volcado en el turismo. Está rodeado de dunas y es perfecto para descansar. Nosotros, que al parecer no habíamos tenido suficiente con la caminata, decidimos probar el sandboarding, bajar dunas en una tabla, experiencia divertida pero muy cansina al no existir el concepto del arrastre, y por la tarde dimos un paseo a caballo guiados por Miranda, un bandolero del pueblo. David le dijo que no tenía mucha experiencia. Aun así, le dio el caballo mas nervioso. Después de casi caerse en dos ocasiones, Miranda le dijo con sonrisa socarrona que no se preocupase, que el caballo estaba viejo y loco. Menos mal que Naomi, más experimentada, aceptó cambiarle el equino. Al día siguiente nos separaríamos de Anthony, que decidió quedarse algún tiempo más en Jeri, mientras nosotros pusimos rumbo a Praia do Pipa. Viniendo de Jeri, Praia do Pipa nos pareció Benidorm en agosto. Lo único que nos gustaron fueron las playas, donde, según nos comentaron, uno podía bañarse con delfines. Ya conocéis nuestra suerte: nosotros vimos algas.
Un tanto abrumados, decidimos salir al día siguiente hacia Olinda, cercana a Recife. Sin duda, Olinda es una ciudad bella, con mucha historia en sus calles y bien conservada. Por la noche asistimos a una sesión de samba y maracatu (un estilo afro-brasileño específico de Pernambuco).
Dentro vídeos:

En todos los lugares visitados en Brasil la música está presente en todo momento. La cultura musical es algo omnipresente. Viéndoles bailar parece que la música proviene del interior de sus cuerpos. Tras la sesión de baile, presenciamos una capoeira (ver video) y probamos los espetinhos, especie de pinchos morunos y la torta de mandioca en los numerosos puestos. Al día siguiente paseamos por las calles de Olinda. Es curioso ver los Ateliers por sus calles, talleres donde preparan el Carnaval durante todo el año, sin duda una época inigualable para visitar Brasil.

Desde Olinda viajamos hasta Salvador de Bahía. Nos alojamos en el barrio de Pelourinho (foto inferior), cerca del antiguo mercado de esclavos. Un vendedor de pulseras, abundantes y muy insistentes, nos contó que frente a nuestra pousada se levantaba una columna de piedra utilizada para amarrar y azotar públicamente a los criminales y esclavos infractores. Primera capital de la antigua América portuguesa, Salvador es una ciudad cargada de historia, cultura y atractivo. El predominio de la raza negra sobre la mestiza deja claro el origen de sus gentes; su arquitectura y sus calles constituyen una reminiscencia de su pasado colonial, al tiempo que sus edificios modernos y grandes hoteles demuestran su apuesta por el futuro. Ofrece muchas posibilidades interesantes: nosotros conocimos los barrios de Pelourinho y Barra, y degustamos la particular gastronomía local en la Escuela de Cocina Bahiana.
Buscando cómo llegar a Río de Janeiro, nuestro siguiente destino, descubrimos que volar era más económico y más seguro que pasar 27h en un bus, así que no lo dudamos y compramos los pasajes en un Ryanair a lo brasileño: GOL. Río no requiere presentación, es una ciudad que habla por sí sola y de la que se podría hacer una crónica aparte. Llegas y te atrapa. Es una ciudad que a pesar de sus diez millones de habitantes, no agobia. Recomendados por Anthony, nos alojamos en un hostal en Ipanema, un barrio residencial conocido por su playa y La garota de Ipanema. http://www.youtube.com/watch?v=DmV0TcTNJ3o
Además de su tamaño y reputación, impresiona su particular orografía, donde la formación de los montículos se remonta a la época del Gondwanaland. Sobre uno de ellos, Corcovado, se alza la estatua del famoso Cristo Redentor. Es una visita obligada, un tanto agobiante por la cantidad de gente, pero permite tener una insuperable vista de pájaro sobre toda la ciudad. Tras la visita, nos adentramos en el Jardín Botánico que alberga especies de todos los rincones y está entre los diez mejores del mundo. También aprovechamos para salir por el barrio de Lapa, una zona de mucha marcha los fines de semana y, sobre todo, mucha samba; conocer sus playas más famosas, las de Ipanema y Copacabana, donde abundaban cariocas ejercitando el culto al cuerpo.
Otro día decidimos contratar un tour por dos favelas. En Río existen más de 750 favelas, que son asentamientos de casas de ladrillo apiñadas unas encima de otras, donde en total viven más de 2 millones de personas. Al contrario de lo que ocurre en otras megaciudades donde los barrios pobres se emplazan en los suburbios alejados del centro, las favelas suelen estar ubicadas cerca de los barrios más pudientes y en las partes más elevadas. En consecuencia, y al contrario de cualquier otro lugar, los pobres miran por encima de los ricos y, además, gozan de las mejores vistas. Curiosidades aparte, el caso de las favelas es un tema al que, según la guía, los gobiernos han hecho caso omiso y del que se han beneficiado hoteles, empresas etc. por representar mano de obra barata. Visitamos la favela de Rocinha, la más grande con aproximadamente 150.000 habitantes. Cuenta únicamente con una carretera principal, habitualmente congestionada, y las casas se conectan a través de un entramado de pasillos y callejuelas (ver foto). En general, las guías de turismo desaconsejan visitar las favelas, sin embargo, nuestra guía nos contó que es el lugar más seguro de Río, donde impera la ley de las bandas de narcotraficantes y ésta prohibe hacer nada que atraiga a la policía. Los taxi-motos y los niños son los ojos que se encargan de vigilar e informar. Nos contaron que la droga llega hasta estos laberintos desde Colombia, Perú y Bolivia, y desde aquí se cambia por dinero y armas americanas, lo que hace que las bandas estén mejor armados que la propia policía brasileña. Hace cinco años se libró una guerra encarnizada entre bandas en Rocinha. El bando dominante de una favela suele marcar su territorio pintando graffitis en los comercios para recordar a los favelados y bandas enemigas quién manda; en Rocinha mandaba ADA (Amigos dos Amigos). A pesar de las bandas dominantes, la gran mayoría de los habitantes de las favelas son gente trabajadora que lucha por salir adelante. Antes de partir hacia Sao Paulo, paseamos por el barrio bohemio de Santa Teresa (foto de tranvía) y nos adentramos por el centro financiero en mitad de la hora punta para sentir como late una ciudad tan grande.
Río se encuentra a menos de seis horas de Sao Paulo, desde donde tomaríamos el vuelo a Auckland. De Sao Paulo habíamos oído poco, solamente información referente a la peligrosidad. Llegamos con miedo y nos fuimos con ganas de quedarnos más tiempo. De lo poco que apreciamos, nos pareció una metrópolis muy moderna y dinámica. La noche antes de partir, salimos a cenar a modo de despedida con Grant y Naomi y brindamos con Chupp (cerveza servida a la brasileña quedando el vaso con la mitad de cerveza y la mitad de espuma) y caipiroskas. A pesar de todo lo que escuchamos previamente y durante nuestro viaje, Brasil es un país que nos ha parecido, siempre que uno aplique el sentido común, seguro para viajar, donde la naturalidad y la vitalidad vibrante de la gente han primado por encima de todo.
Al día siguiente despegábamos con destino Auckland vía Santiago de Chile. Nos daba pena, y aún echamos de menos Sudamérica, pero al mismo tiempo miramos con ilusión esta nueva etapa en la que exploraremos Oceanía. Por de pronto, ayer mismo nos compramos un coche por 350 euros, Ernie, para recorrer las dos islas. A ver si aguanta, puesto que el frío está llegando.
¡Ya os contaremos!

Un abrazo,

David y María

8 comentarios:

Silvia Maiz dijo...

Bueno, bueno, ya veo que os está enganchando la música brasileira.¡Esos sí que tienen ritmo! A ver si le pongo esas canciones a Olivia, que la de "pintxo,pintxo" que le enseñan en el colegio no me convence mucho.

Silvia y yo tenemos una foto justo igual en el mismo punto de Pelourinho; es que me copias en todo macho.

Ya veo que sigues con la práctica corrupta de saltarte las colas sobornando a la gente, en este caso con tus amigos de ADA. Ten cuidado con esta práctica cuando estés en Nueva Zelanda, como sabes son anglosajones y ya sabes lo en serio que se toman el tema de las colas. Recuerda: first in first out y nada de atajos sucios.

Bueno, pues a ver qué tal en la etapa neozelandesa; espero que no se te quede cara de oveja. Y tampoco te pongas ciego a kiwis que si no vas a tener cagalera.

Bueno, disfrutadlo y ni se te ocurra cruzarte el estrecho de Cook que son aguas muy frías y los nadadores se suelen encontrar con tiburones.

http://www.cookstraitswim.org.nz

Un abrazo muy fuerte a los dos.

P.D: Tengo entradas para el concierto de Bruce el 26 de julio.

David y María dijo...

Hola familia!
Seria buena idea hacer una version samba de pintxo pintxo jeje
Ahora que me has pasado el link del cruce, no se si me voy a resistir a por lo menos informarme...!
Todas las colas que nos hemos saltado han sido de forma involuntaria, jejeje, en fin, NZ es otra historia. La gente es muy civilizada.
Echamos de menos el ruido, el barullo y, sobre todo, la musica. Pero bueno, Ernie, tiene casete y nos tendremos que hacer con alguna tape!!
Si le pones a Olivia la musica brasilenia, seguro que aprende a mover el esqueleto como ellos...que, en nuestra opinion, carecen de coxis.
Que envidia lo de Bruce...saludale de nuestra parte...! Graba algun fragmento.

Un beso para los 3
David y Maria

Anónimo dijo...

Muy buenas pareja.
Ya veo que el salto que vais a dar ahora será notoriamente grande.
A ver como os amoldáis al nuevo mundo.

Por cierto... por qué se acaba el video justo cuando la morena se acerca decisiva hacia el cámara?

Creo que nos debéis otro medio video mientras David baila moviendo la cintura, el culo y la tripa... jejeje

Cuidaos mucho y hasta pronto.

Y celebrar a tope el cumple de Dave qye ya queda poco.
Un tirón enorme de orejas y un abrazo más grande.

Besos
Olatz & ibon

Anónimo dijo...

Hola pichurris,

Así que ya habéis cruzado el otro charco y habés dejado el sabor tropical..? Que no os dé pena y pensad en todo lo que os queda por ver. Piensa que aquí nos tenemos que conformarnos con escapaditas al monte..

Por cierto, yo también quiero ver el final del video. Quiero ver a Deivid sambando con ese ritmo característico tuyo que te corre por las venas.

Un beso muy grande para los dos.

Muaks,
Laura

Anónimo dijo...

Aquí queda poquito para que sea tu cumple y como mañana es sábado y dudo que me acuerde (porque no creo que abra la agenda, donde tengo apuntados los cumples...) así que te felicito hoy, eeeeeeeeh!
Zorioooooooooooooooooonak, my friend.
Un abrazo muy gordo y que seais very very happys.
Desi.
P.D. Increíble, pero en el hueco donde hay que meter la palabra para verificar, ya sabes, esas palabras sin sentido y con letras en cursiva, en distinto tamaño etc.para poder mandar el mensaje, You know?) pues ponía "Desse"...
Una señal, está claro.
P.D.2 Sí veis algún kiwi... sacaaaaaaaaadle una foto y me la mandais, qeu em quedé sin ver ni uno solo... :(

Anónimo dijo...

HERZLICHEN GLÜCKWUNSCH!!!

Muchas felicidades, chiquitín!!! Bueno, de chiquitín ya nada, que has dejado de ser un veinteañero alocado, así que a ver si sentamos cabeza de una vez. Bueno, yo ya llevo algunos años de la treintena y las cabezas siguen igual...

En fin, celebra tu cumple bebiendote una a mi salud. Un beso muy grande a los dos y see u soon,
Laura

Los 5 alcobendenses dijo...

DAVID, MUCHAS FELICIDADES DE PARTE DE LOS 5 EN TU TRIGESIMO CUMPLEAÑOS.

¿Pesan en las antipodas los años tanto como aqui?

¿qué se siente al estar estar boca abajo todo el dia?

Esperamos que lo celebreis como se merece la ocasion.

Ya nos informaras de vuestras andanzas en la proxima cronica

Un tirón de orejas de parte de todos.

David y María dijo...

Muchas gracias a todos por los tirones de orejas, la verdad es que 30 no son pocos, pero han sentado bien en esta parte del mundo!
Ibon Olatz!
El video lo grabo Maria, jeje. De todas formas, cuando les grababamos les gustaba colocarse delante y mostrar sus habilidades samberas. Hemos celebrado el cumple en la ciudad de Dunedin, al sur de la isla Sur, muy cuca la ciudad y muy salvajes los alrededores. Ya os contaremos en la proxima cronica. A ver cuando nos contais detalles de vuestro viaje..!

Lauraaa!
Alocado yo! Yo no soy la que hago exursiones nocturnas de patinaje por las noches de Barcelona...seguro que es una tapadera de juergas! En fin, espero que te hayas recuperado y estes sana!
Hablamos soon! Cuidate y un beso de los 2

Desse!!!!
Que fuerte lo del codigo de verificacion! Es una senial, esta todo escrito! Ayer, como no, estuvimos en la playa de Sandfly, te suena? Madre mia, lo que nos costo llegar. Luego nos dimos cuenta que habia dos accesos, uno el facil y otro para los masocas. Nosotros hicimos el B. Muy bonito, pero casi nos perdemos de vuelta por las dunas y encima se nos hizo de noche. En fin, merecio mucho la pena, asi que gracias el hint!Ya colgaremos alguna foto y te enviaremos una foto de un kiwi, si vemos uno! We solemnly promise.
Un beso and take care
David.

Alcobendenses!
Tranquilos que no estamos al reves, aunque en las tiendas hemos visto un mapa mundi con el mundo al reves, es decir, con NZ arriba, y Europa invertido, curiosos, si lo vuelvo a ver, lo compro para los nenes.
Seguid bien todos
Un beso de parte de los 2
David y Maria