¡Hola a todos! Tras nuestro paso surrealista por Paraguay, llegamos a nuestro primer destino en Bolivia: Santa Cruz de la Sierra. Entrar en un país con un vago conocimiento del mismo tiene un lado negativo y otro positivo. El primero es que no sabes qué dirección tomar y andas un tanto perdido. El segundo es que puedes acabar descubriendo sitios muy interesantes. Tal fue el caso.
Bolivia es un país que se encuentra enclaustrado entre sus vecinos a los que ha ido cediendo territorio en diferentes conflictos bélicos, lo cual le ha supuesto la pérdida de casi la mitad de su superficie original y de su salida al mar, arrebatada por Chile y que aún sigue reclamando. Se podría decir que la propia geografía divide al país social y políticamente. Al oeste, en el altiplano andino, una meseta enorme por encima de los 3500 metros, habita principalmente la población indígena (Kollas) y al este, en una rica zona de valles y selva, habita una mayoría mestiza(Cambas).
Santa Cruz, la principal ciudad de las provincias orientales, nos pareció una ciudad moderna, con gran actividad comercial y llena de vida. Enseguida nos empapamos en el ambiente electoral provocado por el inminente referéndum constitucional que tenía polarizado al país. El Este, o las provincias de la Media Luna, estaban mayoritariamente en contra de la nueva constitución ya que supone un cambio muy radical de los fundamentos a los que han estado acostumbrados: principalmente religiosos y económicos, nos contaba un taxista.
De esta gran polarización nos percatamos durante los diez días que viajamos por el país. Aprovechamos su intenso pero tranquilo ambiente callejero para descansar un par de días antes de partir rumbo hacia Sucre, la capital de facto de Bolivia.
En la caótica estación esperamos al bus junto a otros pasajeros de toda Bolivia y origen variado: desde "cholitas" con paquetones hasta menonitas. Nada más montarnos en el bus y encajarnos en sus asientos desfilaron por el pasillo una treintena de vendedores de todo tipo de necesidades: desde bebidas y alimentos, hasta toallitas (para secarse el sudor) y nos quitaron los billetes a pesar de las protestas de un pasajero habitual. Inició el viaje. Lo primero que vimos era que teníamos poca gasolina ya que el conductor buscó sin éxito en cuatro gasolineras. Finalmente consiguió gasolina en bidones y David participó en la operación de trasiego bajo la lluvia.10 horas después, a las cinco de la mañana, el autobús se detuvo ante una cola de coches y autobuses para cruzar un río. Sí, un río. Estábamos en época de lluvias, lo que lleva al nacimiento de ríos y arroyos en los caminos del altiplano. Es sorprendente ver la habilidad y serenidad que muestran algunos conductores ante estas situaciones. Después de ése, cruzamos media docena más. Sucre, con su arquitectura colonial, sus edificios blancos y calles adoquinadas, es quizá la ciudad más bella y mejor conservada de Bolivia.
Un lugar perfecto para celebrar el treinta cumpleaños de María. Sus habitantes recalcan en todo momento que es la capital de Bolivia, pero, a pesar de estar posicionada en el centro conciliador, ser capital no se consigue por mero título, como más tarde veríamos en La Paz. Además de conocer su centro, aprovechamos para aclimatarnos a sus 2.750 msnm y asistir a una divertida comedia de teatro que reflejó muy bien la realidad cotidiana de Bolivia.
Desde ahí ascendimos por el Altiplano a la cercana ciudad de Potosí ubicada a 4.067 metros. Lo primero que uno ve cuando llega a esta histórica ciudad es el explotadísimo Cerro Rico. De esta montaña los españoles extrajeron durante años cantidades ingentes de plata. Una riqueza que no se refleja en la ciudad donde sólo su centro colonial se salva del adobe. Subimos a un mirador desde donde se divisaba toda la ciudad, pero el fuerte viento de esa noche nos hizo retornar a paso ligero asustados por el pa
ndeo de la torre.
Pernoctamos en un cuchitril cerca de la histórica Plaza de Armas. Salimos a buscar un sitio para cenar, y por equivocación, acabamos bailando en una celebración de una asociación minera donde nos invitaron a un licor que nos quemó el estómago vacío y que no osamos rechazar. A la mañana siguiente visitamos la custodiada Casa de la Moneda, el lugar donde se acuñaron las primeras monedas de Sudamérica.
Desde Potosí viajamos hacia el suroeste hasta el pueblo de Uyuni. En el viaje sufrimos dos reventones de rueda que nos dejaron tirados dos horas en el altiplano, un tiempo perfecto para observar la vida de las pequeñas comunidades que pueblan el Altiplano rodeadas de cultivos de papa y choclo (maíz).
En Uyuni el principal atractivo es el inmenso y fantasmagórico salar situado a 20 km de la ciudad que constituye el mayor desierto de sal del mundo. Aprovechamos para visitarlo y adentrarnos hasta su centro donde se eleva la isla Incahuasi formada por antiguos corales y poblada por cardones (especie de cactus candelabro).

Pensamos ir hacia el norte aprovechando el tren nocturno hasta la ciudad de Oruro. Lo nuesro nos costó conseguir los boletos. Antes de partir al salar, decidimos probar suerte y acudimos a la estación de tren donde esperaba para entonces una cola de 80 personas. A las nueve se abrieron las puertas de la boletería y, a medida que entrábamos, un policía se encargaba de entregar tickets de turno. Teníamos una hora para conseguir billete. La hora se agotaba, así que David se acerco al policía para consultarle si era posible dejar encargada la compra de los billetesa otra persona. El policía susurró: "¿Quiere el siguiente número?". Sin pensarlo, aceptó el número y así logramos nuestro primer inofensivo soborno del viaje por un costo de 20 bolivianos, poco más de 2 euros al cambio. El tren hacia Oruro se adentra en el altiplano y su lentitud permite ver pueblos remotos y paisajes espectaculares.

A excepción de su carnaval, Oruro es una ciudad sin gran atractivo. Llegamos temprano, nos montamos en una combi (una miniván) abarrotada que nos dejó cerca de la Plaza donde había campaña electoral de ambas tendencias. Nos metimos en el laberíntico mercado donde daban menús. Por menos de un euro comimos una nutritiva sopa de pollo y un segundo de carne estofada. Nos despedimos de Oruro y salimos rumbo a La Paz.
Tras tres horas en bus, llegamos a El Alto desde donde se ve la encajonada ciudad de La Paz. Cuando llegas, el primero que te da la bienvenida es el caos. De hecho, un taxista se negó a llevarnos al hostal porque iba a tardar mucho a esa hora punta. Es un avispero de coches y gente entremezclada que recorren sus calles de subida y bajada. Quedaban cuatro días para el referéndum que dividía al país. Paseamos hasta la plaza donde se encuentra el palacio presidencial junto con periodistas, jóvenes argentinos leyendo el librito de la nueva constitución que habían venido porque había mucho tema "social", observadores de la UE, seguidores por el SÍ reunidos en corros, lustradores de zapatos y vendedores de toda índole.

En vista de nuestra segunda visita, acudimos a la peluquería donde volvimos a ser victimas de engaño. En Bolivia aprendimos a establecer muy claramente el precio antes de aceptar cualquier servicio, y aún así, nos metían goles.
Después de dos días en La Paz, viajamos hasta el pueblo de Copacabana, junto al Lago Titicaca, el más alto del mundo. Desde allá, embarcamos en un gasolino junto a medio Buenos Aires hacia la Isla del Sol. Esta Isla es de gran importancia para la cultura aymara, ya que es donde, según cuenta la leyenda, nació el sol. De la mano de Juan, un padre de familia oriundo
de la Isla, conocimos las misteriosas ruinas cargadas de leyendas, el práctico sistema de terrazas empleado para la agricultura y el sostenible modo de vida que practican. Ese día acampamos en la playa y por la noche cayó un aguacero de mil demonios.
Por la mañana nos despertamos con la tienda rodedada de chanchos (cerdos) buscando sobras de la cena y la gente recogiendo algas que se utilizan como abono y alimento animal. Llenos de energía (según nos contaron, la isla brpta una energía y constituye un centro de peregrinación místico), zarpamos de vuelta y, por los pelos, agarramos un bus hacia Cusco, punto donde nos encontraríamos con nuestra segunda visita: Pepi, Pili y Álvaro, la madre, la tía y el hermano de David.
¡Hasta la próxima!
Cuídense.
David y María
3 comentarios:
Muy buenas pareja.
Esperada crónica la de Bolivia, y viendo el avance de la tecnología, pensaremos que habéis asado un mes adivinando como insertar las fotos en el texto.
Y qué animal es el Chancho? o a qué se parece?
Hace poco recibí un email sobre el lago salado, y la verdad que las fotos impresionaban, y la tuya, la del atardecer, es bien bonita.
Por aquí... los carnavales se acabaron ayer. Un fin de semana intenso y riéndonos mucho con las ideas de la gente, y pensando en nuestros próximos disfraces.
Nuestro blog sigue en marcha, bueno, el de la vida del caserío. http://gotzenetik.blogsome.com/
Y aunque no entendéis mucho, seguro que las fotos os gustarán.
Pronto os podremos dar noticias de nuestros siguientes proyectos... (viajes). Seguro que os parecen muy interesantes.
Un abrazo enorme y hasta la próxima.
Ibon y Olatz
Hola txintxarri!
Oyer, ya hemos visto vuestro blog y nos ha gustado mucho. Teneis razón no entendemos las crónicas, pero sí algunas frases y por las fotos nos imaginamos de qué va!
En fin, nos parece muy interesante y ahora, con la dichosa crisis, igual todos tendremos que volver a sacar nuestros propios productos de la huerta, así que, como dicen aca, recontra interesante. jeje.
Enviadnos alguna foto de Carnavales que queremos echarnos unas risas. Aquí también se celebran un monton. Te tiran agua y hasta pintura por la calle. De hecho han estado practicamente todo el mes de carnavales. Ayer estuvimos bailando con una orquesta y pareciamos palos bailando junto a ellos, pero en fin la intención es lo que cuenta. Nos miraban un poco entre sorprendidos y curiosos.
La foto del Salar es una foto trucada con intercambiar color, no es un atardecer. La pusimos porque era la que se veían las formas de sal en el suelo. Pero igual la cambiamos por una más realista. Es un lugar que merece mucho la pena. Contadnos vuestro viaje...! Solos o en grupo? Para cuando?
Cuidaos mucho ambos dos
Beesoos
David y María
¡ Tú sí que estás hecho un Chancho! A partir de ahora le estoy diciendo a Olivia que eres el "tío Chancho".Mira que sobornar a un poli por no esperar la cola como todo vecino. Seguro que llegarías en el último minuto.¡Qué a estas alturas no nos engañas chaval!¿Dónde está esa formación en filosofía y ética?.Vaya crápula estás hecho.¡ Y luego te quejas de los pobres barberos!
Muy bonita la crónica. Lástima que no tuvieras tiempo para pasarte por la misión claretiana del Potosí. Son tantos años y años viendo diapositivas en Askartza que a uno le dan ganas de pasar por allí para verlo de verdad. Tiene que ser un país muy curioso.
Me acabo de leer un libro de Isabel Allende: "Mi país inventado" que habla de Chile. Me acordaba de vosotros y vuestra crónica chilena.Ya te lo dejaré porque está muy bien escrito.
Bueno, cuidaros mucho por el Amazonas y no te hagas el machote delante de María y te lo intentes cruzar a nado, que las pirañas gustan de los tíos con carne, en plan "chanchote".
Un abrazo a los dos de parte de los tres.
Edu & Silvia &Olivia
Publicar un comentario