viernes, 11 de diciembre de 2009

Crónica 27: Viaje por Rajastán


Aterrizamos en Nueva Delhi por la mañana y a la salida del aeropuerto nos esperaba la furgoneta que nos llevaría por la provincia del Rajastán, el país de la casta guerrera de los rajputs, durante los siguientes ocho días. Delhi seguía tan caótica y congestionada como cuando la conocimos y nos costó llegar al hotel de estilo colonial ubicado en la Delhi Antigua.

La puerta de la India

Al día siguiente nos encontramos con Manu y Mari Carmen y salimos en dirección a Agra, antigua capital del imperio mogol y donde se encuentra el afamado Taj Mahal. Antiguamente, la carretera por la que circulamos para llegar a Agra, denominada Grand Trunk Road, era una avenida de árboles que conectaba Agra-Delhi y Lahore (en el actual Paquistán). En la actualidad es una carretera muy congestionada donde los árboles han sido sustituidos por puestos, comercios y casas. Fue una lección de lo que supone conducir por India. Entretenidos por el continuo espectáculo del tráfico en el que nosotros eramos un actor más que tentaba al azar cada cincuenta metros, el conductor nos confirmó nuestras sospechas: los permisos de conducir se compran y no hace falta pasar un examen.
Llegamos al atardecer a Agra. Pronto por la mañana fuimos a visitar la joya de India: el Taj Mahal. Entramos de los primeros y pudimos disfrutar de la belleza arquitectónica con tranquilidad. El Taj Mahal es un mausoleo que fue concebido por el emperador mogol Shah Jehan a mediados del s. XVII en honor a su segunda mujer Mumtaz Mahal.

El Taj Mahal: una belleza inmortal

Cuenta la leyenda que la futura emperatriz estaba detrás de un puesto de joyas cuando el príncipe mogol se acercó y le preguntó el precio de un piedra de cristal. -Tu no tienes dinero para pagarlo, es un diamante-, respondió ella sin saber con quien hablaba. Cautivado por su belleza y desparpajo la convirtió en su segunda esposa y en emperatriz del pueblo. Los reyes de la época solían tener harenes, pero siempre una de ellas les robaba el corazón. En este caso fue Taj Mahal -abreviatura de Mumtaz Mahal y que da nombre al mausoleo- que vivió 19 años como emperatriz; murió al dar a luz al decimocuarto hijo. Tal era el dolor que el Shah estuvo dos años guardando luto. Dicen que ella le había susurrado la idea de erigir un monumento a la felicidad compartida. (Información rescatada del libro Pasión India de Javier Moro) El mausoleo, construido en mármol blanco del mismo Rajastán, es completamente simétrico a excepción de la tumba del propio Emperador que yace junto a su amada.
Bajorrelieve en el Fuerte Rojo de Agra
Tras pasearnos descalzos por el frío mármol y admirar esta obra de arte producto del amor, fuimos a visitar el fuerte Rojo, erigido por el mismo Emperador y donde murió en arresto domiciliario en una dependencia con vistas al Taj Mahal al ser depuesto por su propio hijo. Algunos dicen que lo encerró por miedo a que construyera otro mausoleo negro para él junto al ya existente.
De camino a nuestro siguiente destino nos detuvimos en en Fatehpur Sikri,
una ciudad mogola abandonada

Nuestra siguiente parada sería el P. N de Rathambore, donde aún es posible ver tigres salvajes. Por la mañana, subidos a un jeep, nos adentramos en el parque para tratar de avistar alguno.

Hola Juan!!

No tuvimos suerte, pero disfrutamos del idílico paisaje y vimos ciervos, multitud de aves, banianos (árbol sagrado de la India) y los palacios abandonados de la época en la que los rajas venían de cacería con los británicos.
Palacio de cacería de la época de los Rajas en el Parque Rathambore

Fauna del parque
Por la tarde aceptamos cambiar los planes y hacer una salida alternativa por los alrededores del parque con la esperanza de ver algún leopardo. Tampoco hubo suerte, pero lo interesante de esa salida fue ver el paisaje cautivador y la vida de las pequeñas aldeas en un momento mágico del día en la India: al atardecer. Se veían a los niños guiando las cabras hacia el corral, nos cruzamos con campesinos enturbantados volviendo en bici de la ciudad con sus cantaros de leche vacíos y mujeres que nos saludaban con alegría. Una India más auténtica que nos sonreía con naturalidad.

Alrededores de Rathambore al atardecer

Ser turista en la India implica, sobre todo a la entrada y salida de los puntos de interés, ser atosigado por una nube de insistentes vendedores.

Encantador de serpientes, antiguamente contratados por los rajas para limpiar sus jardines

De Rathambore nos dirigimos a Jaipur, conocida como la ciudad rosa. Visitamos el Palacio de los Vientos;Estas celosías eran utilizadas por las mujeres del palacio para ver la calle sin ser vistas

Incluso coincidimos con el actual Raja entrando a su palacio
Visitamos el observatorio astronómico de Jai Singh, en la foto con el reloj solar de pulsera

Puertas en el patio Pitan Niwas Chiowk

Fuerte Amber
En el hotel coincidimos con la celebración de una boda de dos familias de alto linaje, que hicieron gala, sobre todo las mujeres, de elegantísimos vestidos y saris. El novio, como marca la tradición y al estilo de Las Mil y Una Noches, llegó a caballo con un séquito de amigos y familiares. Desconocemos si se trataba de un enlace decidido y pactado por las familias o si era amor. En el primero de los casos, los novios no se conocen hasta el día de su boda.

La novia

De Jaipur viajamos hasta Jodpur en el territorio conocido como Marwara, que significa lugar de los muertos por la dureza de la vida, pues linda con el desierto de Rajastán. Ahí visitamos el cenotafio real donde el guía nos explicó cómo en la tradición hindú creman a sus muertos en una pira funeraria y luego llevan las cenizas al Ganges, el río sagrado.

Cenotafio en Jodphur hecho en marmol

La zenana: dependencia donde vivían unicamente las mujeres, el harén del palacio

A pocos metros se encuentra el Fuerte, que domina sobre la ciudad azul.

Bajamos al centro para pasear por sus laberínticas calles y curiosear por su bazar, famoso por sus telas. Aquí encargan sus diseños grandes marcas de moda a unos precios diez veces inferiores.

Artesano blanqueando un caldero en las calles de Jodhpur

La última ciudad iba a ser Udaipur. De camino paramos en un templo jainista que, según el guía, albergaba 36 millones de imágenes. Pedimos deseos al profeta y seguimos rumbo a Udaipur en nuestra furgoneta de clausura.

La petición de deseos

Udaipur es una ciudad bella junto al lago Pichola con una historia muy marcada por los rajás.

Lago Pichola, antigua residencia de verano del raja y hoy un hotel de lujo

Visitamos un templo hinduista en medio de una ensordecedora celebración a campanazo limpio.

Templo hindú Jagdish en Udaipur
Al día siguiente recorrimos el enorme Palacio de la Ciudad, el más grande de Rajastán, que ha ido conociendo los diferentes estilos y caprichos de los rajas a los largo de toda su historia. En medio del lago se alza la antigua residencia de verano del raja que hoy es un hotel de lujo.

Vista del Palacio de la Ciudad al atardecer

Tras el fin de la colonia británica, los estados gobernados por maharajas pasaron a formar parte de la India independiente conservando sus títulos. No fue hasta 1970 cuando Indira Gandhi suprimió sus privilegios. Ahora muchas propiedades de estos ex-monarcas se han convertido en hoteles de lujo que imitan la vida de palacio que llevaban los propios rajas.
Fachada en un patio interior del palacio

Tras nueve intensísimos días, los padres de María, Manu y Mari Carmen continuaron hacia Bombay y nosotros bajamos del limbo de los rajas a nuestra realidad viajera y retornamos en tren a Delhi, esta vez en cuarta clase.
Foto de despedida en Udaipur

Un abrazo,
David y María

2 comentarios:

Ibon - Olatz dijo...

Acabo de leer la crónica de Rajastán y muy interesante toda esa zona. Pero seguro que tenéis mas fotos y no me las quiero perder.

¿Os imagináis esta zona viajando en bici?
Seguro que os aparece el tigre y menudo lío... Bueno, viendo un león de Bilbao sale corriendo hacia el oeste o este...

Pero... volviendo a la crónica anterior... tengo una duda mucho mayor.

¿Sabéis donde está el OESTE? A mí, cuando me preguntaban donde estaba el oeste me acordaba de los vaqueros... pero... ¿desde la india?
Vaya lío... nuestro este es vuestro oeste y viceversa.

Y lo más importante: NO PERDÁIS EL NORTE.

Seguir disfrutando... tus esquies no, pero igual tengo yo algún cd de "the pogues"... jejeje

Un abrazo enorme.

Anónimo dijo...

Aupa pareja,

Veo que habéis disfrutado de unas pequeñas vacaciones tras vuestro paso por Bilbo.

Por aqui estamos con preparativos Navideños y por supuesto pensando en el próxico viaje a la nieve. Nos iremos tres días a Francia, a buscar el pino del Toño, que se quedó con ganas de saltarlo.

Como sabéis el sábado pasado tuvimos la boda de Garcia y María. Nos acrodamos de vosotros (no faltaron los Pogues y los brindis), lo pasamos en grande. Ya mandaremos fotos.

Pronto tenéis otra visita antes de continuar la aventura así que a disfrutarla y a seguir pedaleando.

Una abrazo

Pet