jueves, 31 de diciembre de 2009

Crónica 28: Ruta del noroeste

Itinerario por Punjab e Himachal Pradesch
¡Feliz Navidad y Prospero 2010! ¿Cómo estáis todos? Esperamos que estéis pasando unas buenas navidades. Tras nuestro paso por Rajasthan regresamos a Delhi donde estuvimos 10 días dedicados principalmente a la a veces complicada caza de visados para los siguientes destinos y, de paso, vivimos el día a día en una ciudad que al principio nos asustó y que dejamos con mucho cariño.
Jardines Lodhi, un oasis en Delhi
Caos en Chadni Chowk, Delhi
Palacio Presidencial, legado colonial
Una vez resueltos los papeleos varios decidimos comprar un billete de cuarta clase en el tren nocturno hacia Amritsar, ciudad al noroeste de Delhi que linda con Pakistan, más conocida por ser la ciudad sagrada de la religión sij y sede de la gurdwara (templo sij) más importante: el Templo de Oro.
La perspectiva de viajar en cuarta clase en un tren en India asusta con sólo oírlo, pero es todo lo contrario a lo que uno pueda temer. Se trata de compartimentos semiabiertos compuestos por 8 literas unidos por el pasillo. Quitando algún oso roncador, alguna cotorra y los ensordecedores pitidos del tren resulta relativamente sencillo conciliar el sueño gracias al traqueteo y, al mezclarse uno más con la gente, es una muy buena forma de conocer India. Dentro del inherente caos reinante en la vida de este país hay cosas que funcionan como un reloj: el tren es una de ellas.

El oso tumbado al fondo y las cotorras en el Golden Temple Mail
Llegamos en el tren Golden Temple Mail por la mañana y cargados con las alforjas salimos a buscar un alojamiento cercano al centro. Al igual que la mayoría de ciudades que hemos conocido en India, Amritsar es una ciudad caótica, sucia y bulliciosa donde los intensos olores se mezclan a cada paso. El Templo de Oro se halla cerca de la zona vieja y a él acuden en peregrinación familias sijs al menos una vez en la vida para adorar el libro Garanth Sahib y beber agua bendita de la piscina Amrit Sarovar (Lago de Nectar de la Inmortalidad) que rodea la cúpula de oro donde colocan el libro.
Templo de Oro, Amritsar
El sijismo es una religión creada para combatir el dogmatismo hindú y musulmán y que está presente, sobre todo, en la provincia del Punjab. No cuentan con un sistema de castas como la tradición hindú y algunas de sus obligaciones son la de no cortarse el pelo, de ahí el turbante que llevan sus fieles, y el portar un kurpan (puñal) para evitar agresiones.
Para entrar al templo hay que descalzarse y cubrirse la cabeza (tanto hombres como mujeres). Nada más entrar nos empapamos del buen ambiente que reina en el recinto. Familias enteras paseando alrededor del lago artificial por el frío mármol sacándose fotos para inmortalizar el momento;
los más atrevidos bañándose en las frías aguas;
y los más devotos postrados ante imágenes de antiguos gurús. Un ambiente sano que enseguida se contagia porque fueron muchas las personas con las que interaccionamos dentro del templo. Muchos se interesaron por nosotros y orgullosos nos contaban cosas de su gurdwara más querida. Tampoco faltaban los grupos de sijs guerreros que seguían a su líder

Muchos eran también los que nos pedían que posáramos con ellos para una instantánea.

Grupo de escolares de pueblo cercano a Amritsar
Está bien sentirse tan exótico como ellos. Con los pies insensibles decidimos salir e ir a visitar el memorial Jallian Wala, un patio cerrado donde un monumento y una llama recuerdan la matanza de 400 indios a manos de los colonos británicos que abrieron fuego indiscriminadamente para responder a una manifestación pacífica. Ahí, viendo caer la tarde, empezamos a ver las primeras cometas en el cielo guiadas por niños desde las azoteas cercanas. Animados fuimos a comprar un hilo y dos cometas a una tienda escondida en el casco viejo y subimos a probar suerte a la azotea de nuestro hostal. Las cometas de la India están hechas con papel,unas varillas de madera y disponen un único hilo, lo que hace más difícil su manejo. Un empleado del hostal enseguida se animó y nos ayudó a subir la cometa. Duramos poco, pues algún niño se dio cuenta de nuestra inexperiencia, acudió a nuestra caza y nos cortó el hilo en cuestión de minutos.

David volando la cometa
Más adelante nos enteraríamos de que existen campeonatos de cometas que paralizan ciudades enteras y que a veces no sólo es un juego de niños. Por la noche volvimos al Templo de Oro a presenciar la ceremonia en la que se guarda el libro sagrado que es tratado como el gurú.
Ceremonia de retirada del libro
Iluminado el templo impacta aún más y guiados por Gaurav, un sij de un pueblo cercano, nos mezclamos en la marea humana que acompaña en procesión al libro hasta sus aposentos. Terminamos con una cena en un comedor gratuito para peregrinos. El recinto dispone también de un museo con cuadros y objetos relacionados con la historia del sijismo. La exposición no escatima en detalles a la hora de contar las batallas libradas en el pasado. Incluso en una de sus pinturas hace mención explícita al asesinato de Indira Gandhi. En 1984 militantes independentistas sijs se atrincheraron en uno de los templos del recinto. Indira Gandhi, la primera ministra de aquel entonces, puso fin al conflicto con el uso de la fuerza destruyendo el templo y matando a los atrincherados en una operación conocida como Estrella Azul. Una respuesta que le costaría la vida, pues más tarde, dos de sus guardaespaldas sijs ejecutarían la venganza cuando abandonaba su residencia en Delhi.

Templo de Oro de noche
De Amritsar viajamos a la cercana ciudad de Kapurthala. No se encuentra en las guías, pero tras leer el libro de Pasión India de Javier Moro, teníamos curiosidad por conocer de cerca lo vivido por Anita Delgado, la bailarina malagueña que fue a la India para casarse con el Maharajá de Kapurthala. Mucho había cambiado la ciudad desde la época del rajá, pero aún se veían algunos edificios que rememoraban una época dorada. Algunos lugareños con los que conversamos y que conocían la historia de Anita criticaban el deterioro de los edificios de aquella época en que Kapurthala era conocida como el París de Oriente. El Palacio L'Elysee, residencia de Anita que el rajá construyó en un intento de replicar el Palacio de Versalles, es ahora una academia militar para cadetes.
Palacio L'Elysee, Kapurthala
Nos colamos en un ciclorickshaw y estuvimos charlando con los estudiantes que, cómo no, estaban jugando a cricquet, deporte nacional: David practicó su lanzamiento.




Al día siguiente, al despertarnos, las calles estaban vacías. El del hotel nos informó que un grupo sij había declarado un día de huelga por la muerte de un manifestante durante una protesta. Ahí sentimos que India es un país en el que las cosas pueden cambiar de la noche a la mañana. Los periódicos recogen a diario noticias de tensiones en diferentes partes del país; al fin y al cabo, el subcontinente es una amalgama de culturas y religiones donde, a veces, peligra la convivencia.

El conductor del ciclorickshaw que nos coló en el palacio
A la tarde se reanudó el servicio de autobús y dejamos Kapurthala con rumbo a Dharamsala donde permaneceríamos una semana antes de volver a Delhi. Por la bandh (huelga general) el bus tomó una ruta alternativa o más bien 200 km de curvas. El conductor era un kamikaze profesional: aceleraba en las curvas mientras adelantaba haciendo que el destartalado bus estatal se balanceara continuamente de izquierda a derecha. Dejamos atrás la fértiles tierras del Punjab y llegamos de noche a Dharamsala en la provincia de Himachal Pradesch. De ahí ascendimos a McLeodganj, un pueblo de refugiados tibetanos donde posee su sede el gobierno de Tibet en el exilio y donde reside Su Santidad el Dalai Lama.
Vista de McLeodganj, sede del gobierno tibetano en el exilio
A una altura de 1800 metros sobre el nivel del mar sentimos el frío y clima de montaña. La mayoría de sus habitantes son refugiados tibetanos que han ido escapando del régimen opresor chino existente desde que China invadiera Tibet - que cuenta con una superficie equivalente a la de Europa- en 1950. En uno de los paseos por los alrededores conocimos a Tsampa, un refugiado que se vio obligado a abandonar su monasterio por la presión política. Ahora estaba esperando poder regresar:el sueño de todos los tibetanos.

Con Tsampa, refugiado tibetano
En India gozan de la libertad de expresión que no vimos en nuestro paso por China, y esto se nota. Todos los días se organizan charlas sobre la tema, las cafeterías pasan documentales y existe un museo con una desgarradora exposición que recoge los testimonios de la gente que cruzaron a pie los Himalayas obligados a escapar. Allí conocimos a Ven. Bagdro, al que compramos un libro en el que cuenta el infierno que vivió durante su paso por una cárcel China.
A una hora a pie del pueblo se encuentran los edificios gubernamentales divididos en diferentes carteras. Parecen muy bien organizados y cuentan con una biblioteca repleta de obras sobre su historia, cultura, filosofía y lengua.

El Dalai Lama escapando de Tibet por el Himalaya, el segundo
Cuentan hasta con una emisora de TV que sigue los pasos del Dalai Lama por el mundo y otras noticias, en contraste con la televisión tibetana que se veía en China que sólo pasaba música y propaganda. Se nota también el gran apoyo que reciben de agencias occidentales pro-tibet. Además de ello, en este pueblo se explota todo lo relacionado con la meditación, yoga y similares. Nosotros decidimos aprovechar para hacer un curso de masaje ayurvédico y aprender a hacer punto en vista a todas las horas en bus que nos quedaban. Días tranquilos en los que coincidimos por tercera vez, tras Delhi y Amritsar, con Paulo y Gisele, dos amigos brasilenios que viajaban por India, con los que visitamos diferentes sitios, compartimos mesa y trabamos una natural amistad.
Paulo y Gisele: ¡saludos a los 2!
Ellos viajaron a Cachemira y nosotros retornamos a Delhi en otro bus estatal de tornillos flojos. Esta vez el conductor quería vivir. Volvíamos para encontrarnos con Pipe y María que han pasado con nosotros las navidades. Esa será la siguiente crónica.

Un abrazo y Feliz Año Nuevo 2010 desde Muscat en Omán

¡¡¡Hoy tomaremos dátiles en lugar de uvas!!!
David y María

4 comentarios:

El rincón de la anjana dijo...

Pasadlo genial y seguid disfrutando... y contándonos... se os empieza a echar seriamente de menos... un besuco enorme y cuidadín con los dátiles!
Un besuco desde la Kantabria profunda!
Cris

Silvia Maiz dijo...

¡Feliz año 2010 pareja!

Una crónica muy interesante, sin lugar a dudas.

Los Sijs son muy hospitalarios pero nunca se quitarán esa leyenda de violentos que tienen.

Que sepas que como reto para el 2010 me he propuesto "entrar" en el traje que me trajiste de la India, es decir adelgazar unos 8-10 kg. Un reto muy duro.

Un abrazo a los dos y mucha suerte en Oman

Edu

Anónimo dijo...

Hola pareja:
Leo que todo os va bien y que ya estáis en Omán. ¿Qué ruta váis a seguir? ¿Bajaréis a África o acompañaréis a los Reyes Magos atravesando Oriente? Aquí sigo en Barna sin mucha novedad. Anoche me comí 24 uvas (las peninsulares y las canarias), así k el 2010 promete, jeje.
Feliz Año y seguid disfrutando a tope. Ya te escribiré un mail un día de estos.

Muchos besos,
Laura

Anónimo dijo...

¡Feliz 2010 pareja!

Ese Ryan, veo que no has perdido el gusto por volar la cometa.
Ale, ¡a seguir practicando!

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