viernes, 1 de enero de 2010

Crónica 29: Siguiendo el curso del Ganges

La ruta
Volvemos. ¡Feliz Año Nuevo otra vez! En esta tercera y última crónica sobre India os contaremos el viaje con Pipe y María M. que vinieron a pasar las navidades con nosotros. Son las fechas en las que más se añora el calor de la familia y los amigos, el buen comer, e incluso el frío. Aterrizaron tarde y agotados del largo vuelo. Les recibimos como suele ser costumbre en la India: con una guirnalda de claveles naranjas y un tikal-el punto rojo que permite ver mas allá de las apariencias. Nos habían dicho que querían viajar como lo veníamos haciendo hasta entonces y que se adaptarían al itinerario, así que, tras los abrazos, fuimos a buscar el siguiente autobús que nos llevara a Connaught Place, centro de Delhi, donde estábamos hospedados.
La llegada
Nos dieron los encargos: mapas, algún libro, medicamentos, música, polvorones y almendras- gracias tía Pili, ¡no duraron mucho!- y rápido nos fuimos a la cama pues al día siguiente nos esperaba una jornada intensa visitando Delhi. Al amanecer dejamos el hostal como zombies y nos dirigimos en autorickshaw por las calles vacías al punto de salida del paseo en bicicleta. Unos tours que organiza Jack, el holandés que conocimos al principio y que nos ha guardado las bicis durante toda nuestra estancia en India, y que es un modo de visitar la ciudad que encaja con nuestro estilo. Recorrimos las callejuelas de la Delhi Antigua cuando despuntaba el día: los niños caminando a las escuelas; los tenderos preparando sus comercios; mujeres acicalándose, ancianos rezando, etc.

Calle carnicería

Entrenando a la cabra
Pedaleamos por el laberinto de calles viendo innumerables escenas, devolviendo los saludos de los delhitas y sorteando los obstáculos hasta parar en el mercado de especias.

El jefe de Delhi
Abandonamos el barrio musulmán y continuamos por Civil Lines, una zona más tranquila y de amplias avenidas construida por los británicos para protegerse tras el motín de los cipayos en 1857. Paramos para tomar un chai- té dulce, especiado y muy rico típico en India-, pasamos por Chadni Chowk, el Fuerte Rojo y terminamos desayunando en el Karim, una "cafetería" legendaria con Aline, nuestra guía de Suiza.

Parada para el chai
La vuelta al punto de salida fue mucho más caótica. El tráfico se había multiplicado, a Pipe le persiguió una cabra un rato y ya no quedaba mucho espacio para maniobrar. Aparcamos las bicis y regresamos al hostal en el moderno y limpio metro de Delhi que contrasta con el caos del exterior. Fuimos a los Jardines de Lodhi a recuperarnos del madrugón y del jet lag con un siesta y después visitamos el Qtab Minar al sur.


Viendo cómo las mujeres se juegan las rupias al bingo en los Jardines de Lodi

Qtab Minar
Apretujados los cuatro en el autorickshaw, Pipe y María M. no dejaban de sorprenderse del tráfico. Pipe no paraba de repetir- ¡Qué pasada!-refiriéndose al caos circulatorio. Los dos vinieron con el miedo al picante así que, el primer día, fuimos a una pizzería antes de ir a la estación a tomar el Dehradun Express, tren nocturno a Haridwar. Nuestro plan era llegar hasta el nacimiento del Ganges, el río mas sagrado de la India, siguiendo su curso hasta Benarés.
Salvo María M., afectada por la juerga de los de a lado, el resto pudimos dormir hasta la mañana siguiente. Al abrir los ojos nos encontramos con un policía custodiándonos que, sentado tranquilamente con una semiautomática, nos miraba con curiosidad y nos confirmó que habíamos llegado a Haridwar. A la salida de la estación no sabíamos muy bien hacia donde dirigirnos. A pesar de averiguar que Gangotri, el nacimiento del Ganges, estaba cerrado en invierno, decidimos ir a probar suerte y montamos con dirección a Uttarkasi en uno de los buses utilizados en la región y que cariñosamente apodamos Potabús por las vomitonas que lucían en todos sus laterales. Fue un trayecto muy duro. La carretera subía y bajaba valles enteros entre precipicios remontando el cauce del Ganges. Comprobamos que los indios tienden a marearse mucho y sufrimos un pinchazo que arreglaron solo una hora después.
Arreglo de pinchazo
Llegamos a Uttarkasi tras siete horas de viaje. Era de noche y nos alojamos en un albergue regentado por el gobierno comarcal. El gerente nos confirmó que no era posible ir a Gangotri ni a su glaciar del que nace el Ganges, así que resolvimos contratar un taxi para acercarnos lo máximo y luego quedarnos en un pueblo de montaña. Tardamos tres horas en llegar por otra dura carretera hasta el pueblo de Harsil, donde visitamos un templo y cumplimos con el ritual de bañarnos en las gélidas aguas del Ganges para limpiar todos nuestros y vuestros pecados. ¡Qué fría estaba!

Templo en Harsil



Gangotri estaba tan cerrado que dos militares se acercaron a cerciorarse de que no iríamos. Luego supimos que restringían el acceso por ser zona fronteriza con Tibet/China. El único inglés que sabía la gente con la que nos encontrábamos era la frase: Gangotri closed

Lugareno de Harsil
Pasamos la noche en otro albergue en el tranquilo pueblo de Raithal. Otra vez disponíamos del frío edificio para nosotros y los empleados se encargaron de preparar la cena mientras nos calentábamos al fuego tras dar un paseo por el tranquilo pueblo, dedicado principalmente a la agricultura.

Atardecer desde Raithal




Casa de Raithal
Al día siguiente fuimos al monte Dayara Bugyal. El camino salía del pueblo (2100m) y ascendía sin descanso 7 km hasta la cumbre (3500 m) por un camino empedrado a la sombra de rododendros donde pisamos las primeras nieves del invierno y vimos las espectaculares cumbres del Himalaya.
David intento levantar la cesta de hojas y pesaba mas de veinte kilos
Los dos empleados nos guiaron, nos prepararon las tortillas con roti-pan en india a modo de talo- y nos deleitaron con el cancionero local.

Nuestros guías

Chorizo de la Fani! Gracias Josu, estaba riquísimo!

Calentándonos en la cumbre
Esa misma tarde decidimos regresar a Uttarkasi para avanzar hacia Benarés. Ya no quedaban jeeps compartidos -el medio de transporte más utilizado-, así que un chico del pueblo se ofreció a llevarnos en su taxi. Fijamos el precio y apareció con un Ambassador, un coche producido en India que imita a los Grand Morris británicos, aún utilizados como coches oficiales. Apretujados como sardinas y siguiendo el balanceo de una diosa hindú iluminada con luces de neón en el salpicadero cubrimos el trayecto en la mitad del tiempo previsto: el conductor poseía experiencia en rallies nocturnos. En un momento dado, David, asustado por la velocidad, agarró al intrépido conductor del hombro y le dijo: -Sir, I have two children at home (Señor, tengo 2 hijos). Surtió efecto pues aminoró la marcha. Para colmo, cuando llegamos el acompañante con más morro que espalda exigió sin éxito el pago de una cena en un restaurante.
El Ambassador
A la mañana siguiente viajamos a Risikesh, cerca de Haridwar, conocida por los ashrams (albergues para santones) y por su tranquilidad. Viniendo de la montaña nos pareció caótica ya que estaba llena de turismo tanto nacional como extranjero. Video. Paseamos por los diferentes ghat (lugar desde donde se realizan las cremaciones, abluciones y ofrendas) a las orillas del Ganges, observando la austera vida de los numerosos santones (ascetas) que pululan por la ciudad, y fuimos a bañarnos a una cascada cercana.
Ascetas en las orillas del Ganges
De Risikesh retornamos a Haridwar. A esta ciudad sagrada hindú acuden los fieles a realizar una ceremonia conocida como Ganga aarti y a esparcir las cenizas de los difuntos en el Ganges. Este río representa en la mitología hindú un pelo del dios Shiva y sirve de vía para acceder al mas allá. De ahí la devoción. Antes de coger el tren nocturno, presenciamos la aclamada ceremonia y fuimos víctimas de nuestro primer timo. La ceremonia se realiza al caer el sol en uno de los ghats echando aartis, barquillas vegetales que llevan flores y una vela encendida, al río. Nada más llegar y, tras descalzarnos, tres hombres nos convidaron a seguirles. Nos separaron por parejas y con las manos unidas nos dijeron que teníamos que repetir las palabras que ellos nos iban diciendo. Tras repetir una retahila de palabras inconexas, seguramente inventadas, empezaron a pedirnos donaciones a partir de 500 rupias (8 euros) ya que en ello iba el destino de nuestras familias. Asombrados empezó la discusión y al final soltamos 100 rupias para que nos dejaran en paz.
Haridwar
En el tren a Benarés tuvimos la mala suerte de que nuestras literas estuvieran junto a los baños. Ahí nos vino a la cabeza una frase que nos dijeron antes de irnos de viaje y que recoge la esencia de esa situación: India es un país donde la mierda huele a mierda. Y sino que se lo digan a María B. que en un despiste al bajar de un tuctuc metió el pie hasta al fondo en mierdal al confundirlo con tierra dura. Hasta el pirata del tuctuc se compadeció y le ofreció agua para limpiarse. Llegamos a Benarés el día 24 al anochecer. Íbamos a pasar la noche más importante para los cristianos en la ciudad más sagrada de los hindúes. María M. y Pipe, a modo de regalo, reservaron dos noches en un buen hotel donde celebraríamos la Navidad. Trajeron además vino, jamón, paté y queso que acompañamos con pollo y cordero indios en el jardín del hotel al fuego de unos braseros naturales.Cena de nochebuena
El día de navidad comimos en un nepalí que servía carne de búfalo y por la noche acudimos al Ganga aarti.
Ganga aarti
Lo más bello de Benarés son sus legendarios ghats. Para verlos contratamos un paseo en barca al amanecer en el que junto a otros tantos turistas vimos a la gente bañarse en las aguas sagradas. Esta vez no nos bañamos.
Benares al amanecer
Desembarcamos en el ghat donde se realizan las cremaciones, a esas horas varias personas organizaban la leña junto al templo donde se conserva la llama sagrada utilizada para prender todas las piras funerarias.
Ghat donde realizan las cremaciones
Ese mismo día visitamos los templos de Durga y Shiva. Este último estaba en la ordenada y bonita universidad donde aprovechamos para "comer" en la cantina por 15 rupias (0.2 euros).
Facultad de Quimicas
Por la tarde visitamos Sarnath, a 10km de Benares y lugar donde Budha impartió sus primeras enseñanzas. Hoy sólo quedan las ruinas de un templo y una estupa gigante que atrae a numerosos peregrinos budistas.

Sarnath
tarde tomamos el Shiv ganga, el tren nocturno que nos llevaría a Delhi. Esa noche a pesar de las dos cotorras con las que compartimos literas dormimos casi del tirón y amanecimos en Delhi. De ahí Pipe y María M. cogerían otro tren a Agra despedimos de ellos, con quienes habíamos disfrutado del frío, de las montañas, el calor de su compañía y la buena comida importada.

Como sardinas en lata, y asi estuvieron 4 horas

Con Jack y su esposa Norain
Al día siguiente veníamos de recoger las bicis de la casa de Jack,cuando David escuchó un crack en los piñones. Tuvimos que posponer la salida dos días. No encontrábamos la pieza de repuesto, pero el ingenio indio de un técnico de bicis consiguió arreglar el problema. Recemos a Ala porque dure. Dejamos India con pena pues ha sido una etapa del viaje que hemos vivido con mucha intensidad. No es un país por el que viajar resulte cómodo ni fácil, sobre todo por la pobreza y gran necesidad que se ven. Sin embargo, es al mismo tiempo un país que a pesar de sus lacras, posee una gran riqueza inmaterial y humana.
Saliendo de Delhi
Esta crónica la escribimos desde Moscate, en Omán. Hoy reanudamos el pedaleo hacia el norte con nuestros nuevos trajes confeccionados para el año nuevo. Ya os los enseñaremos y os mantendremos informados.
Un abrazo muy fuerte
David y María B

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Feliz año pareja!!! Maria me ha constado encontrarte entre las colegialas!!! Mucha suerte en esta nueva etapa. Un beso muy fuerte
Leire y Urrotz

melargodeviaje dijo...

Hola! Somos una pareja que tb estamos dando la vuelta al mundo y acabamos de dar con vuestro blog. Felicidades por toda la información que relatais en cada post! Feliz año!

Anónimo dijo...

Urteberrion !!!
Feliz Año. Un lujo poder seguir leyendo vuestros posts, y ver que seguís con muchas ganas vuestro viaje.
Os deseamos que tengáis un buen comienzo del 2010 y que sigáis disfrutando tanto del viaje y de las experiencias que viváis.
Ondo segi eta muxu bana.
Ibon eta Olatz

Paips dijo...

Q paza pareja!!!

Pero q morriña tengo!!! hoy primer dia de curro... Se acabaron las vacatas!!!

Pero q bien estuvimos en la India!!!

Maaaaaaaasssssssstttttttt!!!!

A seguir disfrutando de la vida!!!

Besos

David y María dijo...

Hola a todos!

Muchas gracias por los comentarios!

Leire, ya hablaremos de la etapa acercandonos a Bilbao!jeje A ver si llegamos y el frio nos deja!
Besos a los 2!

Melargodeviaje, puedes escribirnos a nuestro correo:melocottones@gmail.com si os podemos ayudar en algo.

Ibon ta Olatz!

Que tal la entrada al anio? Esperamos que muy bien! Ya teneis pensado destino para este anio? Ya tenemos ganas de veros!

Paips!!!
Mandanos una foto de tu nuevo hogar! Que incluya las colchas!
Besos para la Mary