Crónica 35: Atajando por el Kurdistán iraquí

Con el sello de salida iraní en nuestro pasaporte pasamos a las modernas oficinas de la frontera iraquí. Una bandera de Iraq ondeaba junto a la del Kurdistán Iraquí que veríamos en todo el camino hasta la frontera con Turquía. Entrábamos en medio de la campaña electoral. Chequearon las alforjas, nos pusieron un sello de entrada válido para 10 días, cambiamos algunos dólares a dinares iraquíes y entramos en Irak. Desde que pensamos en atajar por Irak preguntábamos a los locales si era buena idea atravesar este país. Nos daba respeto. -It's very safe- coincidían. Un kurdo nos aseguró que mientras estuviéramos en el Kurdistán no debíamos temer por nada. Eso sí, hizo el gesto de cortar el cuello si desviamos nuestra ruta hacia Mosul o Bagdad, al sur.

Itinerario por Irak

Técnicamente el Kurdistán Iraquí pertenece a Iraq, pero, en la práctica, funciona como un estado desde principios de los años 90 con un elevadísimo grado de autonomía. Además de tener su propia cultura y lengua (el kurdo), posee sus propios Primer Ministro, Parlamento y Ejército (los peshmarga). Un autogobierno acrecentado desde la invasión americana. Paramos en un restaurante del primer pueblo, Haji Omran, para recobrar fuerzas y entrar en calor tras haber ascendido hasta el paso fronterizo ubicado a 1900 msnm.

Patatas a la riojana en Iraq! 

El resto del día apenas tuvimos que dar pedales, pues era una bajada continua de 60 kilómetros. Una carretera que dejaba atrás los picos nevados y seguía el curso del río Chomran pasando por un valle verde salpicado de pueblos de piedra llenos de vida .Se notaba que la primavera estaba al caer. Se veían los primeros arboles en flor y la gente salía de las casas a saludarnos. Las mujeres llevaban vestidos muy coloridos, hombres con pantalones bombachos y había muchos niños. También notamos desde el principio la fuerte presencia militar, ya que había puestos de control a la entrada de cada población grande.

Bajando por la Hamilton Road

Esta carretera, conocida como Hamilton Road, empieza en la frontera con Irán al este y acaba serpenteando en el Cañón Gali Ali Bag a escasos 600 metros de altura. Un cañón impresionante con paredes de roca calcárea con dos cascadas

Gali Ali Bag

Preguntamos en un puesto de peshmarga (ejercito del Kurdistán iraquí) si podíamos poner la tienda en algún lugar cercano para pasar la noche. Insistieron en que durmiéramos en una habitación que tenían libre y esa noche nos invitaron al té de la sobremesa.

Nomadas cerca de Gali Ali Bag

Con los peshmarga

A la mañana siguiente reemprendimos el camino a pesar de la lluvia. Ese día sólo salimos los pastores, que parecían no mojarse bajo el continuo aguacero, y nosotros, que llegamos mojados hasta el tuétano a la ciudad de Akra. El paisaje era muy verde y monótono en un continuo sube y baja. A pesar de la lluvia, agradecíamos que no hubiera viento.

De camino a Akra, verde y lluvioso

Poco antes de llegar a la ciudad de Akra, a 70 kilómetros, nos pararon en un control para pedirnos los pasaportes. Estábamos helados y calados. No pareció importarles, pues nos tuvieron 20 minutos esperándonos mientras examinaban el pasaporte de David. Un tiempo que casi nos cuesta una pulmonía. Encontramos el único hotel de la ciudad regentado por un adolescente iraquí sacado de un tira cómica. Una casa del terror que no tenía calefacción, tenía goteras y la luz se iba cada diez minutos. Todo por 50 dólares. Nos dolió, pero no nos quedaba otra.

A la mañana siguiente arreglamos el cable roto del cambio de Brucela, la bici de Maria. La ropa seguía mojada, llovía con la misma intensidad así que decidimos tomar una furgoneta hasta Duhok, la siguiente ciudad en el camino a 90 kilómetros de Akra, para no perder el dia.

Duhok

En Duhok pasaríamos dos días en los que visitamos el bazar, paseamos por sus calles decoradas con los carteles de una ruidosa precampaña y descansamos. En el bazar conocimos a un tendero que había trabajado de intérprete para el ejército americano y ahora tenía un puesto de ropa militar, como otros muchos comerciantes. Contaba que ganaba más y no se jugaba la vida.

El bazar

En plena campaña

Menu para 2,el menu incluye 13 guarniciones + pan,
el sueño de cualquier ciclista!

Duhok es una ciudad grande donde se mezcla lo moderno con lo tradicional. Se veían jóvenes vestidos a la última moda y mujeres sin velo conducir coches caros así como hombres con el traje tradicional kurdo y mujeres tapadísimas. De Duhok pedaleamos hasta Zakho, una ciudad fronteriza donde hicimos escala antes de pasar a la frontera con Turquía.

Cordero de Ala

Zakho al atardecer

Llegando a Zakho, Maria enseñando su herida de guerra de la bajada!

Salimos contentos de haber atajado por el Kurdistán iraquí. Conocimos una región con rincones muy bellos sin explotar -sobre todo cerca de la frontera con Irán- en la que la gente nos trató con amabilidad y parecía mirar al futuro con ilusión. Antes de salir de Irak y entrar a Turquía, el militar iraquí, al ver nuestro pasaportes, nos preguntó: Real Madrid o Barcelona? (La Liga mantiene dividido al país). –Athletic- respondimos. -Ok, porque si me decís que sois del Madrid no os dejo pasar-, bromeó.

En la frontera, el Tigris al fondo
Un abrazo,

David y Maria